Actriz profesional, formada en Barcelona. Titulada en la Formación Profesional para el Actor por la escuela Nancy Tuñón y Jordi Oliver y habiendo estudiado interpretación delante de cámara durante dos años en Estudi Karloff de la mano de profesionales como Pep Ambròs, Jaume Viñas, Aida Oset y Lluïsa Castell, Marta combina sus dotes de interpretación con el canto, actuando tanto en cine como en teatro y teatro musical. Ha practicado patinaje artístico desde pequeña, durante más de 10 años, combinado con la danza contemporánea, comercial y jazz. Con el catalán y el castellano como lenguas maternas, también habla francés e inglés.
Ha protagonizado varios cortometrajes de ficción como Contratesis o Per a totes les vides. En teatro, forma parte de la compañía La quarta paret protagonizando el musical Sense rumb, así como también ha actuado en obras como Utopia o Un enemic del poble. Además, es presentadora en Canal SET, televisión de la cual fue presidenta durante una temporada.
Sus conocimientos en audiovisual la llevan a ser una actriz con una visión 360, espíritu crítico y amplia perspectiva. Con el compañerismo, el respeto y el juego como valores fundamentales en todos los proyectos en los que participa.
Esta es mi historia.
Con sólo 6 años ya jugaba a ser actriz. Preparaba shows para mi familia; me marcaba monólogos al teléfono fingiendo que había recibido una llamada; visualizaba escenas de película de mi propia vida; creaba historias de cine de mis vacaciones e imitaba escenas de películas musicales. Mis primeros selftapes delante de una de esas cámaras digitales que salieron, podríamos decir. Mi imaginario ya desbordaba. Tenía claro lo que era y quería seguir siéndolo toda la vida. Pero, a veces, las cosas no van como imaginas de niña. Llegado el momento de elegir estudios, me tiré a la comunicación. Así que sí: soy actriz y publicista. Estudié Publicidad y RRPP (¡máster incluído!). Me vinculé a una televisión local y allí seguí haciendo mis pinitos delante de cámara: presentadora de informativos, programas especiales, un concurso televisivo y hasta llegar a ser presidenta de la organización. Aún así, una niña actriz no se conforma con estar entre cámaras: quiere interpretar, vivir otras vidas, emocionarse y emocionar. Y esa pasión latente hizo su clic durante la pandemia. Sí, ese confinamiento nos cambió la vida a todxs. Nos hizo valorar lo que somos y tenemos, a los que nos rodean. Y cuestionarnos si lo que tenemos es lo que soñábamos de niñas. En mi caso, eso fue definitivo: empecé por fin a estudiar interpretación profesional en las escuelas Estudi Karloff y Nancy Tuñón y Jordi Oliver. Y allí es donde recuperé esa energía e imaginario de niña. Allí es donde vi, una vez más, que no podemos negarnos lo que somos. Actuar me hace vibrar. Cambiar de piel las veces que haga falta, empatizar con situaciones alejadas de mi realidad. Sentir como Marta nunca sentiría y llevar mis impulsos teatrales a su límite. En definitiva: jugar. Qué importante no dejar de jugar nunca, ¿no?
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